Düsseldorf
El
fin de semana pasado hicimos una excursión a Dusseldorf. Cogimos vuelo directo
Berlin-Dússeldorf con AirBerlin y en 40 min. ya estábamos aterrizando. Sólo
puedo decir que me he enamorado de esta compañía y que desde ese momento siento
un odio profundo a Easyjet (que de seguir así el monedero será la única maleta
cuyas medidas sean las permitidas por la compañía!).
Bueno
confieso que no soy muy ducha en geografía y cuando pensaba en esta ciudad lo único
que se me venia a la mente eran dos pensamientos: cerca de Köln y fútbol. Bueno,
tampoco andaba muy desencaminada cerca, cerca no pero ahí por el West está!
La
cosa es que la ciudad de Düsseldorf, como tantas otras (incluida Köln), se
encuentra en la cuenca del Ruhr y este dato es muy importante porque en esta
parte de Alemania ni todo esta muy lejos, ni nada esta muy cerca. Están todas
ahí, tocándose, pero no se tocan, son hermanas, pero no se juntan. Ventajas:
tienes de todo, relativamente cerca. Inconvenientes: no hay nada lo suficientemente
cerca como para ir andando.
No
me imaginaba como seria la ciudad, pero como siempre sabría que sería pequeña.
Lo que esta genial, para ver en un día tranquilamente o en un fin de semana más
profundamente.
Llegamos
a la estación central y con mapa en la mano decidimos el recorrido para ver de
todo un poco: historia, gastronomía, ocio, arquitectura…
Enganchamos
la calle principal que lleva justo hasta el corazón de la ciudad y que había
allí???? TIENDAS! Centenares de ellas. Así que apunte para los que somos
amantes de la moda: allí están todas! Las que no encuentras en Berlín, ni en
Madrid y si me apuras ni en el resto de Europa allí están! Justo en ese momento
entendí porque toda la gente del curro
no paraba de decirme: - qué! Vas allí de
compras?- y yo pensaba, vaya tontería voy de turisteo!
Ahora
estaba todo muy claro, no se porqué, pero esa ciudad es el paraíso de las
compras y del lujo. Hay de todo desde zara hasta Chanel, centros comerciales
que se suceden a otros, galería comerciales en enganchan con otras galerías,
donde hasta las tiendas se repetían. Tiendas cuya única sede europea esta allí…raro
y a la vez increíble.
Esto
me hizo pensar, en la clase de población de la ciudad, era obvio que en esos escasos
2 kilómetros solo se podía hacer una cosa, comprar. Ni un bar, ni un
restaurante en la calle… todo bajo el cobijo y amparo del centro comercial.
Como
buena cosmopolita y adoptada de Berlín, me lo pase en grande entrando a tiendas
que hacía siglos que no veía, descubriendo otras… y en seguida me di cuenta que
la mitad de las cosas no podía ni pagarlas y que estaba como en una calle
Serrano pero atestada de tiendas y gente que se la veía con pretensiones económicas,
y pensé cuanto rico! Así que seguimos hacia la propuesta cultural.
Edificio de Liebeskind, no os suenan esta vigas?
Nosotros
buscamos una Kneipe, una tasca vamos, que suelen ser los lugar donde mejor y
mas autentico se come; además, queríamos probar la cerveza típica, la Alt.
Elegimos
el Schlüssel una Hausbrauerei desde 1850 que fabrica su propia cerveza que gano
la medalla de oro en el 2012 por la producción de la misma. Estaba hasta arriba
pero el sitio es inmenso así que no nos costó encontrar sitio. Este tipo de
cerveza se bebe en vasos pequeños, así a modo de nuestras cañas, por lo que
donde un alemán se bebía medio litro ahí se bebe 7-9 Alts. Lo que hace que es
local estuviera con el ambiente a tope y lleno de buen humor.
Más
tarde nos acercamos al rio, al Rin. Donde se encuentra el puerto y lo que más
me interesaba los 3 edificios de Gehry. Como todo lo concerniente a este
arquitecto no esperaba nada nuevo, titanio. Nada me iba, ni a mi ni al mundo, a
llamar más la atención que el Museo Gugemheim de Bilbao, pero siempre a uno/a,
le pica la curiosidad. Efectivamente, tres bloques, semejantes entre si y construidos
con tres materiales puros s diferentes, hormigón, acabado en blanco, ladrillo y
como no titanio. Me gusto el juego de las ventanas que van girando buscando la orientación
del sol, aunque como me estoy volviendo de profesión cuadratisch, me pregunte
como funcionaba ahí el puente térmico, esta ciudad tan húmeda, donde la ventana
se cierra con un perfil de aluminio ahí, pelado, al aire… no sé, no se… El caso
es que estaba emocionada, hacía mucho que no veía nada moderno de renombre! Y ahí
me ceñire, al nombre. Ya la arquitectura no solo es una marca, sino también es
un complemento, que reactiva zonas perdidas en la ciudad, las da caché y pone
en valor cientos aspectos, como el paisajístico y sobre todo el económico. Detrás
de un buen bolso, en general (a excepción de los españoles que compramos sin
mirar) hay dinero. Y eso es lo que Gehry allí donde va consigue, esparce unas
escamitas de pez-titaneo y voilá, un súper
complejo oficinal a la orilla del río, donde firmas, marcas y restaurantes de
lujo hacen cola por alquilar. Además de todo eso el señor Gehry, puede presumir
de tener edificios con su nombre y hasta restaurantes, así que va siendo ya una
marca de lujo a lo Dior, digamos, lo único que nos falta por ver es si cuando
falte el susodicho otro heredará su legado.
Por
la tarde-noche (o sea la noche alemana), todo se llena de gente, las calles, y
los bares se ponen en modo Torrevieja, con la música a tope y luces de colores…
buen ambiente buena música, que te transforma al algún lugar de la playa desde
el pleno corazón del Ruhr.